Es un hotel de lujo ubicado en el barrio de Recoleta de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires.
El hotel fue inaugurado en 1932, luego de casi diez años de diseño y construcción y es desde 2003 Patrimonio Arquitectónico e Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.
Historia
En 1932, concebido originariamente como un
hotel de lujo para hospedar a la creciente cantidad de visitantes europeos que
por esa época llegaban a Buenos Aires, el Alvear
Palace se transformó en el modelo del refinamiento en su más alta
expresión. La majestuosidad de las habitaciones y suites, el lobby y áreas
públicas reflejan los estilos Luis XIV y Luis XVI, que se hacen visibles en sus
muebles de estilo, candelabros de cristal, paredes decoradas con láminas de oro
y obras de arte de renombrados artistas.
El doctor Rafael De Miero trajo a la
Argentina a comienzos de la década de 1920 diversos documentos que había
recogido en sus viajes a París, con el propósito de construir un hotel en
Buenos Aires. Para ello compró un terreno en la esquina de Avenida Alvear y
Rodríguez Peña, donde existía una lujosa residencia familiar de clase alta que
fue demolida.
Las obras comenzaron hacia 1922 pero fueron
interrumpidas en numerosas oportunidades y el proyecto original fue modificado.
En la década de 1940, el hotel fue ampliado sobre el terreno vecino sobre
Avenida Alvear, ocupando el lugar de otra mansión aristocrática. En 1970 pasó a
manos del Barón Andrés von Wernitz Salm-Kyrburg, entrando en una etapa de
decadencia que lo llevó al borde del cierre.
Desde 1984, el Alvear Palace es propiedad del Grupo Alvear (David Sutton y familia),
que inició en 2009 un plan de crecimiento con la construcción de dos nuevos
hoteles: el Alvear Art (cerca de Plaza San Martín) y el Alvear Hotel &
Residences (en Puerto Madero). En 2011, anunció la construcción de la Alvear
Tower, el edificio más alto de Buenos Aires con 235 metros.
ARQUITECTURA
De Miero contrató para diseñar el hotel a los
arquitectos Valentín Brodsky y Estanislao Pirovano y a los ingenieros Escudero
y Ortúzar. Los arquitectos Medhurst Thomas y G.E. Harris terminaron el edificio
y se encargaron de la decoración interior.
El edificio fue construido sobre la Avenida
Alvear, en su cruce con la calle Ayacucho, donde el terreno sufre el declive de
la barranca del Río de la Plata hacia la calle Posadas. Posee 5 subsuelos,
planta baja y 11 pisos altos. Al momento de su inauguración, solo estaba
terminado hasta el 4º piso incluido.
En la planta baja fueron ubicados los salones
y comedores, a los costados de una gran galería central de 85 metros de largo,
inspirada en los transatlánticos. Fueron diseñados en los estilos intermedios
entre el Luis XIV y Luis XVI, con reproducciones de elementos del arte
decorativo francés. Los corredores de los pisos superiores fueron adornados con
pilastras curvas en laqué rojo, contrastante con el tono gris de las paredes y
las alfombras coloridas.
En el entresuelo se ubicaron las oficinas
administrativas del hotel, en el 1º subsuelo las cocinas, y en el 3º subsuelo,
las salas de máquinas. En el 10º piso se inauguró posteriormente un restaurante
con terraza, llamado Roof Garden, luego demolido para construir más
habitaciones en el año 2003.
También se abrieron un Grill y un American
Bar, concepto tomado de los cruceros, con tres comedores de estilo inglés,
normando y moderno. El incesante trabajo y dedicación, orientados por los
máximos estándares de excelencia internacionales, hicieron que en el año 1993
el Alvear Palace Hotel fuese
designado miembro de The Leading Hotels of the World, organización que agrupa a
los mejores hoteles del mundo.
Con
una capacidad para hasta 800 personas, los 12 magníficos salones y el
asesoramiento permanente de expertos, con propuestas creadas a medida, hacen
del Hotel Alvear el elegido al
momento de realizar eventos sociales y empresariales.
Secretos...
Desde siempre los grandes hoteles fueron
testigos de la historia y la vida social de una ciudad. Concebido originalmente
para hospedar a la creciente cantidad de visitantes europeos que llegaba a
Buenos Aires en los años 30, el Alvear
Palace Hotel celebra este mes su 80° aniversario, con la certeza de formar
parte de esa apasionante tradición. En
sus salones se casaron varias generaciones de una misma familia y se celebraron
fiestas de todo tipo.
El
personal del hotel -600 personas, casi tres por habitación- comparte un acuerdo
tácito: el silencio. A lo largo de su historia el hotel recibió cracks del deporte,
más de ciento treinta jefes de estado, ganadores de premios Nobel, gurúes de la
moda, zares de los negocios, divas del cine, estrellas de rock y miembros de la
realeza.
Emperadores, reyes y princesas se hospedan en
la Suite Royale, de 200 metros cuadrados, con sauna. Allí pasó sus noches el
emir de Kuwait, que pidió contar con un canal de televisión en árabe. La
conexión se hizo en tiempo récord.
Quienes no pudieron alojarse en esta suite
fueron los miembros de la corona de Holanda, en abril de 2006, cuando Máxima
Zorreguieta, el príncipe Guillermo y la reina Beatriz vinieron en visita
oficial. La habitación estaba ocupada y la reina en persona solicitó hospedarse
en una habitación de inferior categoría. Al dejar el hotel, se despidió
personalmente de los directores y empleados y les agradeció que tuvieran el
detalle de organizar una muestra de pintura holandesa.
Luis Lisanti, director de Relaciones Institucionales
y con casi treinta años en distintos cargos en el Alvear, pasa revista a un listado interminable de celebridades con
las que ha tenido contacto personal, pero evoca a quien lo impactó
especialmente: "Nelson Mandela me paralizó, sentí que estaba frente a
alguien que era mucho más que un jefe de estado; estaba frente a una
personalidad histórica mundial".
El rock nacional también conoce los placeres
del Alvear. Muy lejos de su hit
Demoliendo hoteles, Charly García tuvo su época de habitué y hasta le pagó los
gastos a un psicoanalista inglés con quien se entrevistaba.
Joan Manuel Serrat, apasionado del fútbol, ha
organizado minipartidos dentro de su suite con otros músicos.
Sin dar nombres, en este rubro Lisanti revela
un pedido excéntrico: hubo quien solicitó que no entrara un solo rayo de luz
natural durante su estadía y hubo que mandar a sellar las ventanas con black
out.
"Los escritores, en cambio -revela- son
sumamente tranquilos; irradian un aura de buena onda." Sentados en el bar
con un libro o una computadora portátil, se los ha visto a Rafael Alberti,
Arthur Miller, Alvin Toffler, Mario Vargas Llosa, Rosa Montero, Carlos Fuentes
e Isabel Allende que viene todos los años y adora tomar el té en el jardín de
invierno.
Pocos saben que Walt Disney visitó la
Argentina en calidad de embajador sin cartera en plena Guerra Mundial, con la
misión de "persuadir a los latinoamericanos de que los dibujos animados
eran mucho más divertidos que los nazis", según comentó The New York
Times. Se hospedó en el hotel en 1941, junto con su mujer Lillian y a otros
dieciséis artistas de su estudio. Se quedaron diez semanas, con todos los
gastos pagos por el gobierno de Franklin Roosevelt. Durante su estadía, Disney
quiso conocer a dibujantes locales y se encontró con Florencio Molina Campos,
con quien compartió asados y bailes folclóricos.
Otro visitante ilustre fue Vittorio Gassman:
el actor medía casi dos metros y las camas le quedaban cortas, lo que provocó
una corrida para comprar unas nuevas, de dos metros veinte que, desde entonces,
integran el mobiliario del hotel.
También estuvieron allí Sofía Loren, Marcello
Mastroianni (varias semanas en 1992, durante el rodaje de “De eso no se habla”),
Catherine Deneuve y su hija Chiara Mastroianni, Sharon Stone, Salma Hayek y
Sean Connery que durante seis años pidió que le enviaran por avión las
medialunas a su casa en Marbella. Eric Clapton se enamoró de una moza
Mudo testigo de escenas de amor, celos y
venganza. En 1991 Antonio Banderas había participado en el documental “En la
cama con Madonna” cuando la diva del pop pasó por Madrid y Banderas estaba
casado con Ana Leza. Fiel a su estilo, Madonna hizo explícitas sus intenciones
de seducir al galán de Almodóvar. Cinco años más tarde, divorciado de Leza y
casado con Melanie Griffith, Banderas vino a Buenos Aires a filmar Evita, con
Madonna. Se hospedó en el Alvear con su mujer y, en una sabia decisión, la
producción alojó a Madonna en otro hotel. Estuvieron 45 días y Melanie tuvo la
enorme satisfacción de anunciar públicamente, y en especial a la compañera de
trabajo de su marido, que estaba embarazada de Stella del Carmen.
Los directores de cine Alan Parker, Wim
Wenders y Francis Ford Coppola pasaron aquí sus noches. Coppola, que es dueño
de un hotel con pocas habitaciones en Palermo Soho, no tuvo prurito en
aprovechar su estadía para preguntar por proveedores y empresas de
mantenimiento.
Entre los popes de la moda, Karl Lagerfeld,
Carolina Herrera, Oscar de la Renta, Carla Fendi, Kenzo y Donatella Versace
estuvieron en el Alvear por placer y trabajo.
En 2009, Kenzo, que aparenta mucha menos edad
de la que tiene, se paseaba emocionado, vestido con sus faldas. Había venido a
la inauguración de la primera exposición de su obra plástica en América latina,
en la galería Lordi Arte Contemporáneo de San Telmo.
Lagerfeld vino con Claudia Schiffer a filmar
un comercial para Chanel y nadie comentaba nada cuando veían a ella comer casi
a escondidas, las mismas medialunas que cautivaron a Sean Connery.
Además de la arquitectura, la gastronomía y
el servicio, un gran hotel es la suma de experiencias de sus huéspedes, sean
famosos o no. Más que un rey, en las paredes de Londres se ha escrito que Eric
Clapton es Dios. Y se hospedó en el hotel desde donde caminaba para ver a la
moza del restaurante Lola de quien se había enamorado.
Sin corona, pero rey indiscutido del blues,
B.B. King repartió entre el personal y otros huéspedes un centenar de púas con
sus iniciales, que llevaba siempre en el bolsillo.
A Daniel Barenboim le gusta ocupar una
habitación en el noveno piso. Hasta allí suben un piano cuarto de cola cada vez
que el maestro está en Buenos Aires. Y nunca falta el vecino que llama a
recepción para preguntar quién toca tan maravillosamente del otro lado de su
cama.
Comentarios
Publicar un comentario
hace tu comentario