LA ESMERALDA DEL RIO DE LA PLATA
Hace millones de años apareció en el Río de la Plata una afloración del macizo de Brasília, exactamente en la era precámbrica. Parecía una pequeña montaña emergiendo del agua. Día tras día los afluentes del Río de la Plata fueron depositando en sus costas una inmensa variedad de semillas sedimentos. Las aves también hicieron su trabajo. Poco a poco se convirtió en una isla con vegetación mu variada, los arboles crecieron y entonces comenzaron a llegar las primeras aves a hacer sus nidos. También aparecieron los primeros habitantes de la tierra que formaron la fauna del lugar.
Todos, en conjunto, crecieron como una gran familia. Ella, la isla, se sentía feliz. Ahora a no estaba sola, en medio de un inmenso rio y separada del resto de las islas de Delta por canales profundos.
Pero un día, después de millones de años llegaron los indios guaraníes y la ocuparon. Ya no era tan libre como antes. Sus amigos los animales fueron perseguidos y las plantas cortadas.
Más tarde, con el descubrimiento del nuevo continente, llegaron los españoles; entre ellos D. Juan Díaz de Solís, quien al descubrir el ancho Río, avistó la Esmeralda del Río de la Plata (así la llamaron otros conquistadores).
Hasta ese momento ella tenía muchos nombres, pero ninguno era de su agrado.
El mismo día de su descubrimiento falleció el despensero de la embarcación en la que viajaba Solís. Por alguna extraña razón sus restos fueron sepultados en la isla y a partir de ese momento ella estrenó su nuevo eterno nombre, Martín García. ¿Qué nombre le habría gustado si el despensero de Solis no hubiera fallecido en ese preciso instante?; ¿Ella realmente estaba de acuerdo en haber sido bautizada con el nombre de uno de sus conquistadores?; ¿O hubiera querido llevar el nombre de su santo, como era la costumbre de esa época?...
Con la llegada de los conquistadores ella fué escenario de numerosas batallas, acontecimientos históricos e interminables conflictos. Fué codiciada por todos, porque había nacido en un lugar estratégico. Era el paso obligado para remontar los ríos Paraná y Uruguay. También, como medida de prevención contra las epidemias, era paso obligado para ingresar al puerto de Buenos Aires.
Por sus callecitas caminaron aborígenes, extranjeros, criollos, personalidades como Rubén Darío, Sarmiento, Marcelo T. de Avear, Hipólito Yrigoyen y Juan D. Perón.
Ella queria ser una isla en donde reinara la paz y la armonía, donde los barcos llegaran con gente de todas las latitudes a compartir e intercambiar cultura y siempre se preguntaba cuándo llegaría ese día.
Y el día llegó gracias a la firma de un convenio suscripto entre dos países limítrofes que siempre la disputaban. Después de tantas banderas conquistadoras flameó la bandera de la Paz. De esa manera, Martín García se convirtió en un lugar de convivencia de la naturaleza con el hombre.
Lic. Malvina Gómez
Esto lo escribí el 18 de mayo de 1996, para mi Isla amada.
La ISLA MARTIN GARCIA, está ubicada en el Rio de la Plata superior a una distancia en linea recta de 37,0 km de Tigre, a 46 km de CABA y a 20 km de Carmelo, Uruguay.
Tiene una superficie de 184 has, sin incluir terreno aluvional, con una altura de 27 mts sobre el nivel del mar.
Clima templado y húmedo, con tendencia a cálido. Temperatura media anual 17°.
En 1958 fue declarada Lugar Histórico, mediante decreto nacional Num. 4718.
En 1974 se firma el Tratado del Rio de la Plata (Ley Nac. num. 20.64) en la que se determina que "La Isla Martín Garcia será destinada exclusivamente a reserva natural para la conservación y preservación de la fauna y flora autóctonas, bajo jurisdicción de la República Argentina".
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